El Taj Mahal
La historia del Taj Mahal es la siguiente: cuando todo el norte de la India se hallaba bajo el dominio mongol, el emperador Shah Jahan decidió iniciar la obra más majestuosa y extravagante del imperio en honor a su difunta esposa, Mumtaz, que falleció luego de dar a luz a su decimocuarto hijo. Veinte mil personas trabajaron en la obra desde 1631 hasta 1653, dando forma en mármol a una arquitectura que fusiona la tradición hindú con la persa-musulmana. Los materiales fueron transportados desde Makrana a 300 kilómetros de distancia, mediante más de 1000 elefantes. Piedras preciosas fueron traídas desde Bagdad, China, Afganistán, el Tibet, Egipto, Persia, Yemen, Rusia y Ceilán, adornando el interior y el exterior del Taj.
Ese esfuerzo monstruoso tuvo un alto costo para Shah Jahan, enceguecido por su homenaje de amor, ya que en la ruina económica (causada por la elocuente obra), fue derrocado por uno de sus hijos, Aurangzeb, quien encerró a su padre en el Fuerte de Agra. Allí pasó Shah Jahan el resto de su vida, contemplando desde las rejas la maravillosa obra a la cual dedicó su vida y es aún hoy el monumento más impactante de la India.
La historia del Taj Mahal es la siguiente: cuando todo el norte de la India se hallaba bajo el dominio mongol, el emperador Shah Jahan decidió iniciar la obra más majestuosa y extravagante del imperio en honor a su difunta esposa, Mumtaz, que falleció luego de dar a luz a su decimocuarto hijo. Veinte mil personas trabajaron en la obra desde 1631 hasta 1653, dando forma en mármol a una arquitectura que fusiona la tradición hindú con la persa-musulmana. Los materiales fueron transportados desde Makrana a 300 kilómetros de distancia, mediante más de 1000 elefantes. Piedras preciosas fueron traídas desde Bagdad, China, Afganistán, el Tibet, Egipto, Persia, Yemen, Rusia y Ceilán, adornando el interior y el exterior del Taj.
Ese esfuerzo monstruoso tuvo un alto costo para Shah Jahan, enceguecido por su homenaje de amor, ya que en la ruina económica (causada por la elocuente obra), fue derrocado por uno de sus hijos, Aurangzeb, quien encerró a su padre en el Fuerte de Agra. Allí pasó Shah Jahan el resto de su vida, contemplando desde las rejas la maravillosa obra a la cual dedicó su vida y es aún hoy el monumento más impactante de la India.