FREILA: La mona de Pascua y las torrijas...

La mona de Pascua y las torrijas

La tradición de la mona es típica de Catalunya y consiste en un pastel de harina, azúcar, huevos y mantequilla que el padrino o padrina regala a su ahijado o ahijada el lunes de Pascua, día festivo en Catalunya. La costumbre es muy antigua, ya que sale documentada en el siglo XV, aunque su primitiva elaboración era diferente de la que se conoce ahora. Antiguamente la mona era una torta de pan lógicamente circular, pero también podía tener diferentes formas: un cordero, una gallina, una luna, un barco, un molino... pero en ninguna de ellas faltaba el huevo de chocolate. Aunque la tradición dice que la mona se regala hasta que el ahijado celebra la primera comunión, ésta no se cumple normalmente y el padrino, con toda la ilusión del mundo, sigue haciendo el presente, claro que... cuando el niño ya "se hace grande", en vez de pedir el pastel lo que ya pide ¡es dinero!. A las monas actuales no les faltan los típicos huevos de chocolate, como tampoco muñecos que se ponen encima del pastel: pollitos y figuras famosas de la televisión o del cine......... LAS TORRIJAS: Se desconoce cuál es el momento exacto en el que las torrijas comienzan su andadura, sin embargo, se cree que datan de la Edad Media y, a partir de aquí, la receta se propaga con rapidez. Su cuna la encontramos en los conventos y era el remedio perfecto para aprovechar el pan sobrante. Poco tiempo después, se comenzaron a preparar en las casas. Al preguntar a Esteban Fernández, de la Asociación Empresarial de Pastelería Artesanal de la Comunidad de Madrid y perteneciente a la cuarta generación de una antigua estirpe de pasteleros, sobre el por qué de la estrecha vinculación entre las torrijas y la Semana Santa, nos relata una historia cargada de simbología. "Las torrijas, al igual que la Semana Santa, representan la vida y muerte de Jesús. Según el rito católico, el pan es el cuerpo de Cristo, que muere en este tiempo, del mismo modo que la base de las torrijas es pan muerto. La leche, los huevos y la fritura -nos detalla- se entienden como los baños necesarios para que el cuerpo resucite y dicha fritura refleja el sufrimiento del Señor. Se produce la resurrección del pan muerto y de ahí la consideración de postre divino".