Yacía un hombre malherido en plena calzada, cuando un transeúnte lo descubre. Se acerca a él y contempla, horrorizado, que tiene un puñal clavado en la espalda.
- ¿Le duele mucho, caballero?
- Sólo cuando me río.
- ¿Le duele mucho, caballero?
- Sólo cuando me río.