Llámale hache no saber ni jota: Hemos reunido dos dichos en una explicación, debido a que ambos tienen relación con letras de nuestro alfabeto. Hasta el siglo XVI, la letra "h" en nuestro idioma, tenía un valor fricativo laríngeo y se la pronunciaba casi como una jota, lo que hoy solemos decir una "hache aspirada". Pero, al hacerse átona por pérdida de ese sonido, cayó en menosprecio de la gente sencilla, de donde, como consecuencia nació el modismo llámale hache, como equivalente en el lenguaje familiar de es lo mismo, da lo mismo una cosa que otra, o sea, que da igual la presencia o ausencia de la letra hache. Entre nosotros, se la usa como expresión de justificación similar a la que dio origen al dicho. La letra "j" proviene de las lenguas primitivas del Medio Oriente, como el hebreo, el caldeo y el siríaco, y era la más pequeña de esos alfabetos, por lo que su nombre llegó hasta nosotros como equivalente de cosa pequeña o insignificante. En la escritura hebrea, por otra parte, la iod -o sea, la jota- participaba como rasgo inicial de todas las demás letras. De ahí que el modismo no saber ni jota alude a la extrema ignorancia de alguien en una cosa determinada y así es como lo utilizamos en la actualidad.