Un portugués contaba a un andaluz los extremos de doloroso sentimiento que hizo el Rey de Portugal por la muerte de la Señora Infanta, su linda hija.
Extraordinarias eran las cosas que el portugués refería; pero el andaluz, en vez de maravillarse, decía siempre:
- ¿Y no hizo más que eso?
Algo enojado el portugués de que el andaluz no se maravillase, ponderaba cada vez más las manifestaciones de duelo de Su Majestad Fidelísima.
El andaluz, no obstante, permanecía indiferente y no se cansaba de repetir:
- ¿Y no hizo más que eso?
El portugués perdió por último la paciencia, y dijo para terminar:
-Ainda fiz mais: mandou que en todo o reino ninguem creese'en Deus en tres annos, para que Deus, nos tempos vendouros, saiva como se ten de conduzir con o Rei de Portugal.
Extraordinarias eran las cosas que el portugués refería; pero el andaluz, en vez de maravillarse, decía siempre:
- ¿Y no hizo más que eso?
Algo enojado el portugués de que el andaluz no se maravillase, ponderaba cada vez más las manifestaciones de duelo de Su Majestad Fidelísima.
El andaluz, no obstante, permanecía indiferente y no se cansaba de repetir:
- ¿Y no hizo más que eso?
El portugués perdió por último la paciencia, y dijo para terminar:
-Ainda fiz mais: mandou que en todo o reino ninguem creese'en Deus en tres annos, para que Deus, nos tempos vendouros, saiva como se ten de conduzir con o Rei de Portugal.