Alquife producía hasta finales del siglo XX el 40% del mineral de hierro que se extraía en España. Sus minas, unas de las más grandes de Europa a cielo abierto, siguen siendo hoy una enorme montaña artificial, horadada en su interior, que marca y distingue con su color rojizo el paisaje del Marquesado del Zenete. La explotación de hierro en esta zona se inició en tiempos del Imperio Romano y concluyó con la crisis de la industria siderúrgica del norte de España, que provocó la pérdida de rentabilidad de las minas y su consiguiente cierre.
Un monumento al minero recuerda hoy en Alquife el pasado reciente de esta población, que presenta un cuidado casco urbano y dilatados horizontes. En este lugar se pueden contemplar las vistas del poblado minero abandonado que cuenta incluso con iglesia. Entre su patrimonio destaca iglesia parroquial, de estilo mudéjar. Otra de las ventajas que ofrece es su situación cercana al Parque Nacional de Sierra Nevada y a la estación de esquí del Puerto de La Ragua.
Un monumento al minero recuerda hoy en Alquife el pasado reciente de esta población, que presenta un cuidado casco urbano y dilatados horizontes. En este lugar se pueden contemplar las vistas del poblado minero abandonado que cuenta incluso con iglesia. Entre su patrimonio destaca iglesia parroquial, de estilo mudéjar. Otra de las ventajas que ofrece es su situación cercana al Parque Nacional de Sierra Nevada y a la estación de esquí del Puerto de La Ragua.