La tabla redonda
En todas las novelas de la Tabla Redonda, el rol de Arturo es ciertamente pasivo. En efecto, sus caballeros son quienes actúan en su nombre, es más, la reina Ginebra es la que detenta la Soberanía.
Se considera que el antecedente más arcaico de Arturo aparece en el relato galés Kukhwch y Olwen. En este relato, Arturo no es todavía un rey cortés rodeado de caballeros, sino un caudillo completamente rodeado por personajes de la mitología celta: guerreros y magos. A la medida que el mito se moderniza, se va transformando la imagen del rey. Arturo toma pues, los atributos de un monarca feudal y su corte es el espacio en el cual los espíritus cultivados combinan lo mundano con la valentía. Sin embargo, Arturo sigue siendo un personaje de la tradición popular, sobre todo en Cornualles.
Arturo, símbolo del poder perdido de los celtas, no puede haber muerto, permanece en la isla de Avalón, o el paraiso de los celtas; o quizá en alguna gruta... o en algún lugar de la isla de Bretaña. Algún día, el rey volverá y con él, la unidad del mundo celta. De esta manera, se reconstruiría una sociedad de tipo horizontal, definitivamente contraria al espíritu romano. En esa sociedad, cada uno encontraría la libertad y la independencia en una gran confederación de pueblos ligados por intereses comunes.
En todas las novelas de la Tabla Redonda, el rol de Arturo es ciertamente pasivo. En efecto, sus caballeros son quienes actúan en su nombre, es más, la reina Ginebra es la que detenta la Soberanía.
Se considera que el antecedente más arcaico de Arturo aparece en el relato galés Kukhwch y Olwen. En este relato, Arturo no es todavía un rey cortés rodeado de caballeros, sino un caudillo completamente rodeado por personajes de la mitología celta: guerreros y magos. A la medida que el mito se moderniza, se va transformando la imagen del rey. Arturo toma pues, los atributos de un monarca feudal y su corte es el espacio en el cual los espíritus cultivados combinan lo mundano con la valentía. Sin embargo, Arturo sigue siendo un personaje de la tradición popular, sobre todo en Cornualles.
Arturo, símbolo del poder perdido de los celtas, no puede haber muerto, permanece en la isla de Avalón, o el paraiso de los celtas; o quizá en alguna gruta... o en algún lugar de la isla de Bretaña. Algún día, el rey volverá y con él, la unidad del mundo celta. De esta manera, se reconstruiría una sociedad de tipo horizontal, definitivamente contraria al espíritu romano. En esa sociedad, cada uno encontraría la libertad y la independencia en una gran confederación de pueblos ligados por intereses comunes.