Se ridiculizó a William Harvey (1578-1657) por su teoría de que la sangre no oscilaba hacia atrás y hacia delante en los vasos del cuerpo, como creía el médico griego Galeno. Se movía en una sola dirección, en una curva cerrada: circulaba. A Harvey se le llamó circulador, un apodo bastante cruel, que en el argot latino era algo así como matasanos, el nombre que se daba a los buhoneros que pregonaban sus medicinas en las plazas. Cuando Harvey era ya anciano, el hecho de la circulación estaba ya aceptado por la totalidad de los médicos; su teoría marcó el principio de la fisiología moderna.