Después de los primeros episodios de Las confesiones del caballero de industria Félix Krull, el novelista Thomas Mann interrumpió la obra, la publicó como relato corto y no volvió a ella hasta 32 años después. Cuando reanudó el trabajo, exactamente donde lo había dejado, no alteró ni una sola palabra de los fragmentos anteriores, y la novela resultante quedó tan bien equilibrada como todas sus otras obras.