El año pasado se requirió la presencia del
médico rural que ejercía en la zona de Villagarcía de Arosa (
Pontevedra,
Galicia). Varios familiares llegaron a la consulta del médico diciendo que la abuela «no atendía a razones» y «que estaba despistada y muy rara». Al llegar a la
casa, la anciana estaba postrada en el suelo con los ojos abiertos como platos. El médico comprobó sus constantes vitales y confirmó a la
familia que lo que le ocurría a la «abuela» era que había fallecido (muy plácidamente,
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