CARLOS III DE ESPAÑA
La noble tarea que Carlos III se propuso al asumir la corona española, en 1759, fue ardua, pero las cualidades que acompañaban su decisión no fueron menos dignas de elogio. Este rey prudente, representante del despotismo ilustrado, accedió al trono cargado de experiencia, cuando yacontaba 43 años de edad, y mostró tal habilidad en la recuperación económica y cultural de España que consiguió ganarse el cariño de sus súbditos. Carlos III nació en Madrid el 20 de enero de 1716. Primer hijo de Felipe V e Isabel Farnesio, fue duque de Parma y rey de Nápoles antes de acceder al trono de España, que quedó vacante con la muerte de su hermano Fernando VI. Desde el principio, el rey se rodeó de ministros y colaboradores eficaces, escogidos por sus méritos personales más que por su origen nobiliario. Entre ellos destacaron el siciliano Leopoldo Gregorio, marqués de Esquilache, cuyas polémicas medidas provocaron un motín en 1766; Pedro Rodríguez de Campomanes, que ejerció una constante influencia gracias a sus escritos sobre temas eclesiásticos y económicos; el conde de Aranda, presidente del Consejo de Castilla hasta 1773 y principal inspirador del proyecto de ley agraria, una de las importantes innovaciones del reinado de Carlos III; Y, por último, el conde de Floridablanca, político bastante más moderado que sus predecesores. Las reformas interiores se extendieron a los más diversos ámbitos. La política religiosa sé
Fundamentó en la subordinación de la iglesia a la corona. En 1767 se ordenó la expulsión de los jesuitas de España y de las colonias, ante los recelos del rey de que su poder se resintiera de la fidelidad al papado defendida por la Compañía de Jesús. Las cuestiones económicas, culturales y municipales fueron las principales preocupaciones de su reinado. Se constituyeron las sociedades económicas de amigos del país a imitación de las francesas, se impulsó la industria y se mejoraron enormemente las vías de comunicación. La capital del reino fue embellecida y alcanzó un gran progreso, de ahí que se considerase a Carlos III como el "mejor alcalde de Madrid". En el aspecto cultural, se fomentó la creación de escuelas de artes y oficios y se estimuló la enseñanza universitaria de las ciencias. La mejora de los servicios públicos, la reforma fiscal, la creación del primer banco nacional y la colonización de Sierra Morena constituyeron otras tantas medidas beneficiosas para el país. Su política exterior fue menos afortunada. Carlos III pretendió mantener el poderío colonial de España, pero se vio envuelto en diversos conflictos
Internacionales con Portugal y la Gran Bretaña. Sus relaciones con Francia, desde el pacto de familia de 1761, fueron bastante positivas. También resultó un éxito el Tratado de Versalles de 1783, que permitió recuperar los territorios de Menorca y Florida, perdidos en la primera mitad del siglo XVIII. Al morir Carlos III el 14 de diciembre de 1788 en Madrid, dejó una nación próspera y rica, a la altura de las grandes potencias europeas del momento.
La noble tarea que Carlos III se propuso al asumir la corona española, en 1759, fue ardua, pero las cualidades que acompañaban su decisión no fueron menos dignas de elogio. Este rey prudente, representante del despotismo ilustrado, accedió al trono cargado de experiencia, cuando yacontaba 43 años de edad, y mostró tal habilidad en la recuperación económica y cultural de España que consiguió ganarse el cariño de sus súbditos. Carlos III nació en Madrid el 20 de enero de 1716. Primer hijo de Felipe V e Isabel Farnesio, fue duque de Parma y rey de Nápoles antes de acceder al trono de España, que quedó vacante con la muerte de su hermano Fernando VI. Desde el principio, el rey se rodeó de ministros y colaboradores eficaces, escogidos por sus méritos personales más que por su origen nobiliario. Entre ellos destacaron el siciliano Leopoldo Gregorio, marqués de Esquilache, cuyas polémicas medidas provocaron un motín en 1766; Pedro Rodríguez de Campomanes, que ejerció una constante influencia gracias a sus escritos sobre temas eclesiásticos y económicos; el conde de Aranda, presidente del Consejo de Castilla hasta 1773 y principal inspirador del proyecto de ley agraria, una de las importantes innovaciones del reinado de Carlos III; Y, por último, el conde de Floridablanca, político bastante más moderado que sus predecesores. Las reformas interiores se extendieron a los más diversos ámbitos. La política religiosa sé
Fundamentó en la subordinación de la iglesia a la corona. En 1767 se ordenó la expulsión de los jesuitas de España y de las colonias, ante los recelos del rey de que su poder se resintiera de la fidelidad al papado defendida por la Compañía de Jesús. Las cuestiones económicas, culturales y municipales fueron las principales preocupaciones de su reinado. Se constituyeron las sociedades económicas de amigos del país a imitación de las francesas, se impulsó la industria y se mejoraron enormemente las vías de comunicación. La capital del reino fue embellecida y alcanzó un gran progreso, de ahí que se considerase a Carlos III como el "mejor alcalde de Madrid". En el aspecto cultural, se fomentó la creación de escuelas de artes y oficios y se estimuló la enseñanza universitaria de las ciencias. La mejora de los servicios públicos, la reforma fiscal, la creación del primer banco nacional y la colonización de Sierra Morena constituyeron otras tantas medidas beneficiosas para el país. Su política exterior fue menos afortunada. Carlos III pretendió mantener el poderío colonial de España, pero se vio envuelto en diversos conflictos
Internacionales con Portugal y la Gran Bretaña. Sus relaciones con Francia, desde el pacto de familia de 1761, fueron bastante positivas. También resultó un éxito el Tratado de Versalles de 1783, que permitió recuperar los territorios de Menorca y Florida, perdidos en la primera mitad del siglo XVIII. Al morir Carlos III el 14 de diciembre de 1788 en Madrid, dejó una nación próspera y rica, a la altura de las grandes potencias europeas del momento.