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FREILA: MALINCHE MORA....

MALINCHE MORA.

En su empresa conquistadora, Hernán Cortés contó con la valiosa ayuda de una princesa india, la Malinche, que conocía bien el territorio mexicano y las lenguas que en él se hablaban. Malinali -cuyo nombre se transformaría en Malintzin por la adición del sufijo reverencial tzin y que los españoles cambiarían en Malinche -nació hacia el 1501 en Painala, en la región mexicana de Coatzacoalcos. Su padre, un cacique local, la vendió como esclava a unos mercaderes que, a su vez, la vendieron al cacique maya de Chokan-putun (Tabasco). Cuando Hernán Cortés llegó a este lugar en 1519, le fue entregada la Malinche junto con otras 19 jóvenes como regalo de bienvenida. Por su conocimiento del náhuatl (lengua azteca) y del maya (hablado en Tabasco) fue de gran utilidad como intérprete durante las incursiones del conquistador español. En calidad de consejera y concubina, sirvió fielmente a Cortés en la conquista del imperio azteca y en la expedición a las Hibueras (Honduras); juntos aparecen representados en el "Lienzo de Tlaxcala" y en el "Códice de entrada de los españoles en Tlaxcala". Dio a Cortés un hijo, Martín, nacido en 1522. Parece que la Malinche fue la instigadora de la matanza de Cholula, ordenada por Cortés porque ella creyó que los indios estaban conspirando contra los españoles. Fue bautizada y cambió su nombre indígena por el de Marina. Entre los españoles, la princesa india era tratada con admiración y respeto, pero entre muchos de los indígenas sometidos su figura, asociada a la de Cortés, despertó el temor y el odio. En 1524, Cortés casó a la Malinche con el capitán Juan Jaramillo y le concedió tierras y los impuestos de dos ciudades indias. Doña Marina murió en la ciudad de México entre 1525 y 1550. Su figura ha originado leyendas y ha dado nombre a volcanes y ríos. El término malinchismo nació en el siglo XX para designar, entre los mexicanos, la afición a lo extranjero frente a lo propio.