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7. CULTIVO SIN SUELO
Los objetivos del cultivo sin suelo se centran en eliminar el vertido de los lixiviados y con ello evitar la contaminación de los suelos y de los acuíferos y contribuir de forma favorable en el ahorro de agua en zonas de cultivo caracterizadas por condiciones de semiaridez con escasez de recursos hídricos al reutilizar toda o parte del agua lixiviada.
En el cultivo sin suelo el sistema radicular está confinado en un contenedor, que puede adoptar diversas formas, pero en cualquier caso el volumen de la rizosfera es reducido. Ambas restricciones obligan a la utilización de sustratos que aseguren la disponibilidad de agua y oxígeno a las raíces.
Este sistema favorece el desarrollo del cultivo ya que se obtiene una óptima relación aire-agua en el sistema radicular, la nutrición está mucho más controlada, los sustratos inertes se encuentran libre de plagas y enfermedades, convirtiendo a estos sistemas como una buena alternativa al uso de desinfectantes de suelo.
En el mercado se pueden encontrar distintos sustratos, que se clasifican en:
-Orgánicos:
De origen natural, entre las que se encuentran las turbas.
Subproductos de actividad agrícola: fibra de coco, viruta de madera, pajas de cereales, residuos de industria del corcho, etc. La fibra de coco es un material vegetal procedentes de los desechos de la industria del coco, aprovechando las fibras cortas y el polvo de tejido medular en proporciones variables como sustrato. Se trata de un material ligero que presenta una porosidad total muy elevada y presenta cantidades aceptables de agua disponible y está bien aireado.
Productos de síntesis: polímeros no biodegradables, espuma de poliuretano y poliestireno espandido.
-Inorgánicos:
De origen natural: arena, grava y tierras de origen volcánico.
Los que requieren un proceso de manufacturación: lana de roca, fibra de vidrio, perlita, vermiculita, arcilla expandida, arlita, ladrillo troceado, etc. La lana de roca se obtiene de la fundición de un 60% de diabasa, 20% de piedra caliza y 20% de carbón de coque, es introducido en un horno a elevadas temperaturas y la masa fundida es transformada en fibras, se le añaden estabilizantes y mojantes, se comprime y se cortan en tablas, tacos o bloques. Es un material muy poroso en el que el agua es fácilmente disponible, sin apenas agua de reserva y es un material totalmente inerte. La perlita B-12 es un silicato de aluminio de origen volcánico, que es transformado industrialmente mediante un tratamiento térmico y depositado en hornos a elevadas temperaturas; obteniéndose un material muy ligero con una elevada porosidad.
La elección de un sustrato queda sujeta a la disponibilidad del mismo, a la finalidad de la producción y especie cultivada, experiencia de manejo, posibilidades de instalación y condiciones climáticas.
El cultivo del tomate se enfrenta a la escasa disponibilidad de aguas de buena calidad. El uso de aguas de mayor calidad originan unos mayores costes de producción que en ocasiones, y debido a las fluctuaciones en los mercados, afectan directamente a la rentabilidad de las explotaciones. El uso de aguas moderadamente salinas para el riego en cultivo sin suelo de tomate, se realiza según el estado de desarrollo del mismo y con el objetivo de ahorrar agua de buena calidad manteniendo unos niveles de producción aceptables.
7. CULTIVO SIN SUELO
Los objetivos del cultivo sin suelo se centran en eliminar el vertido de los lixiviados y con ello evitar la contaminación de los suelos y de los acuíferos y contribuir de forma favorable en el ahorro de agua en zonas de cultivo caracterizadas por condiciones de semiaridez con escasez de recursos hídricos al reutilizar toda o parte del agua lixiviada.
En el cultivo sin suelo el sistema radicular está confinado en un contenedor, que puede adoptar diversas formas, pero en cualquier caso el volumen de la rizosfera es reducido. Ambas restricciones obligan a la utilización de sustratos que aseguren la disponibilidad de agua y oxígeno a las raíces.
Este sistema favorece el desarrollo del cultivo ya que se obtiene una óptima relación aire-agua en el sistema radicular, la nutrición está mucho más controlada, los sustratos inertes se encuentran libre de plagas y enfermedades, convirtiendo a estos sistemas como una buena alternativa al uso de desinfectantes de suelo.
En el mercado se pueden encontrar distintos sustratos, que se clasifican en:
-Orgánicos:
De origen natural, entre las que se encuentran las turbas.
Subproductos de actividad agrícola: fibra de coco, viruta de madera, pajas de cereales, residuos de industria del corcho, etc. La fibra de coco es un material vegetal procedentes de los desechos de la industria del coco, aprovechando las fibras cortas y el polvo de tejido medular en proporciones variables como sustrato. Se trata de un material ligero que presenta una porosidad total muy elevada y presenta cantidades aceptables de agua disponible y está bien aireado.
Productos de síntesis: polímeros no biodegradables, espuma de poliuretano y poliestireno espandido.
-Inorgánicos:
De origen natural: arena, grava y tierras de origen volcánico.
Los que requieren un proceso de manufacturación: lana de roca, fibra de vidrio, perlita, vermiculita, arcilla expandida, arlita, ladrillo troceado, etc. La lana de roca se obtiene de la fundición de un 60% de diabasa, 20% de piedra caliza y 20% de carbón de coque, es introducido en un horno a elevadas temperaturas y la masa fundida es transformada en fibras, se le añaden estabilizantes y mojantes, se comprime y se cortan en tablas, tacos o bloques. Es un material muy poroso en el que el agua es fácilmente disponible, sin apenas agua de reserva y es un material totalmente inerte. La perlita B-12 es un silicato de aluminio de origen volcánico, que es transformado industrialmente mediante un tratamiento térmico y depositado en hornos a elevadas temperaturas; obteniéndose un material muy ligero con una elevada porosidad.
La elección de un sustrato queda sujeta a la disponibilidad del mismo, a la finalidad de la producción y especie cultivada, experiencia de manejo, posibilidades de instalación y condiciones climáticas.
El cultivo del tomate se enfrenta a la escasa disponibilidad de aguas de buena calidad. El uso de aguas de mayor calidad originan unos mayores costes de producción que en ocasiones, y debido a las fluctuaciones en los mercados, afectan directamente a la rentabilidad de las explotaciones. El uso de aguas moderadamente salinas para el riego en cultivo sin suelo de tomate, se realiza según el estado de desarrollo del mismo y con el objetivo de ahorrar agua de buena calidad manteniendo unos niveles de producción aceptables.