La España del vino y la vida buena.
El propio Aristóteles diferenciaba entre la "buena vida" (no hacer nada, no esforzarse) y la "vida buena" rodearse de costumbres saludables y una alimentación solaz). España es un país donde elegir la vida buena es sencillo. Basta con tener algunos conocimientos, proveedores de calidad y un poco de dinero.
Mientras que toda la Costa Este de Estados Unidos desayuna y come de la misma manera, en España cada región, cada provincia y cada pueblo tienen sus propios productos y sus propias recetas (sólo en Andalucía hay más de 12 maneras diferentes de hacer el gazpacho). Conocer los alimentos y el vino de España es casi una obligación y, desde luego, una devoción.
Las fiestas populares de España se encomiendan a los santos y al buen comer y beber. Desde Huelva hasta Gerona, nuestra geografía se salpica de buenas viandas y buenos caldos con los que refrescar a los paisanos. Fiestas de la vendimia, sardinadas, paellas gigantes, calçotadas, migas populares... Toda España está repleta de ferias y fiestas donde promocionar y degustar su rico arsenal gastronómico.
Desde que Alfonso X el sabio decidiera servir aperitivos junto al vino, para evitar que sentara mal a sus invitados, los productos tradicionales y el vino de España han ido de la mano. Los españoles hemos aprendido a tomar vino (nos hemos avinatado) junto a suculentas tapas.
La nueva cocina española, de renombrados cocineros muchas veces demsiado hidrogenados, se ha convertido en referente mundial para todos aquellos que pretenden hacer de un plato mucho más que algo con lo que llenar el estómago. Pero los mismos cocineros reconocen que parten de una alacena repleta de alimentos de calidad.
Porque España cuenta con una despensa soberbia, con una cultura culinaria que no posee ningún otro país.
El propio Aristóteles diferenciaba entre la "buena vida" (no hacer nada, no esforzarse) y la "vida buena" rodearse de costumbres saludables y una alimentación solaz). España es un país donde elegir la vida buena es sencillo. Basta con tener algunos conocimientos, proveedores de calidad y un poco de dinero.
Mientras que toda la Costa Este de Estados Unidos desayuna y come de la misma manera, en España cada región, cada provincia y cada pueblo tienen sus propios productos y sus propias recetas (sólo en Andalucía hay más de 12 maneras diferentes de hacer el gazpacho). Conocer los alimentos y el vino de España es casi una obligación y, desde luego, una devoción.
Las fiestas populares de España se encomiendan a los santos y al buen comer y beber. Desde Huelva hasta Gerona, nuestra geografía se salpica de buenas viandas y buenos caldos con los que refrescar a los paisanos. Fiestas de la vendimia, sardinadas, paellas gigantes, calçotadas, migas populares... Toda España está repleta de ferias y fiestas donde promocionar y degustar su rico arsenal gastronómico.
Desde que Alfonso X el sabio decidiera servir aperitivos junto al vino, para evitar que sentara mal a sus invitados, los productos tradicionales y el vino de España han ido de la mano. Los españoles hemos aprendido a tomar vino (nos hemos avinatado) junto a suculentas tapas.
La nueva cocina española, de renombrados cocineros muchas veces demsiado hidrogenados, se ha convertido en referente mundial para todos aquellos que pretenden hacer de un plato mucho más que algo con lo que llenar el estómago. Pero los mismos cocineros reconocen que parten de una alacena repleta de alimentos de calidad.
Porque España cuenta con una despensa soberbia, con una cultura culinaria que no posee ningún otro país.