FUERZAS PODEROSAS
Recientes excavaciones han dejado al descubierto figuras de terracota -como las halladas en la zona de Nok (Nigeria)- cuya antigüedad se remonta a casi dos mil quinientos años. Algunas de estas estatuas están realizadas de tal modo que la cabeza es mucho mayor que el cuerpo; semejante desproporción era una característica de los artistas africanos y con ello querían dar a entender que no sólo representaban seres humanos sino que también su arte pretendía llamar la atención sobre cierta clase de significación simbólica, alejada de todo naturalismo.
En este sentido, el hallazgo de las denominadas "figuras de Jano" -llamadas así porque recuerdan a la deidad romana Jano, que aparecía representada con dos cabezas contrapuestas, puesto que personificaba la vigilancia y la custodia-, llevado a cabo en el valle de Taruga, es un claro ejemplo pleno de connotaciones míticas y emblemáticas. Además, algunas de las estatuas encontradas en la aldea de Nok representan, y simbolizan, a las fuerzas sobrenaturales y poderosas que aparecían relacionadas con la producción de alimentos y la satisfacción de las primeras necesidades.
Otros hallazgos, en los que aparecían hasta media docena de cabezas, de terracota, se han relacionado con la existencia de santuarios, templos o lugares de culto y rito, en los bosques considerados, por lo mismo, como sagrados.
Se afirma, además, que "la técnica de la fundición guarda cierta relación mítica y ritual con las figuras de terracota de los hornos del valle de Taruga".
Otro tanto acaece con el arte estatuario de Benin, que alcanzó su plenitud entre los siglos XI y XV de nuestra era. "En tal sentido las figuras de animales, como el leopardo, simbolizan el poder de sus reyes que, a veces, portaban máscaras realizadas en marfil, las cuales llevaban incrustadas, a su vez, pequeñas figurillas de los colonizadores europeos con el objeto de apropiarse de su saber y su inteligencia y, de este modo, no ser dominados por ellos".
Recientes excavaciones han dejado al descubierto figuras de terracota -como las halladas en la zona de Nok (Nigeria)- cuya antigüedad se remonta a casi dos mil quinientos años. Algunas de estas estatuas están realizadas de tal modo que la cabeza es mucho mayor que el cuerpo; semejante desproporción era una característica de los artistas africanos y con ello querían dar a entender que no sólo representaban seres humanos sino que también su arte pretendía llamar la atención sobre cierta clase de significación simbólica, alejada de todo naturalismo.
En este sentido, el hallazgo de las denominadas "figuras de Jano" -llamadas así porque recuerdan a la deidad romana Jano, que aparecía representada con dos cabezas contrapuestas, puesto que personificaba la vigilancia y la custodia-, llevado a cabo en el valle de Taruga, es un claro ejemplo pleno de connotaciones míticas y emblemáticas. Además, algunas de las estatuas encontradas en la aldea de Nok representan, y simbolizan, a las fuerzas sobrenaturales y poderosas que aparecían relacionadas con la producción de alimentos y la satisfacción de las primeras necesidades.
Otros hallazgos, en los que aparecían hasta media docena de cabezas, de terracota, se han relacionado con la existencia de santuarios, templos o lugares de culto y rito, en los bosques considerados, por lo mismo, como sagrados.
Se afirma, además, que "la técnica de la fundición guarda cierta relación mítica y ritual con las figuras de terracota de los hornos del valle de Taruga".
Otro tanto acaece con el arte estatuario de Benin, que alcanzó su plenitud entre los siglos XI y XV de nuestra era. "En tal sentido las figuras de animales, como el leopardo, simbolizan el poder de sus reyes que, a veces, portaban máscaras realizadas en marfil, las cuales llevaban incrustadas, a su vez, pequeñas figurillas de los colonizadores europeos con el objeto de apropiarse de su saber y su inteligencia y, de este modo, no ser dominados por ellos".