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Miguel Gila había pertenecido cuando la guerra a las Juventudes Socialistas y, quizás en un acto expreso de recuperación de aquellos años, hizo campaña electoral en 1993 por el PSC-PSOE. El humorista fue recorriendo casas de Barcelona puerta por puerta acompañando al entonces alcalde de Barcelona Pasqual Maragall. Fue entonces cuando afirmó que si ganaba Aznar se exiliaría de nuevo. Pero no cumplió la amenaza.
En los últimos años le llovieron los premios y los agasajos. En 1993, recibió el Premio Ondas en la modalidad de radio; en 1994, el Premio Sebastián Gasch de Honor, de Artes Parateatrales; en 1995, le fue concedida la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. En 1997, el título de Profesor Honorífico del Humor de la Universidad de Alcalá de Henares. Y en 1999, el Premio Internacional Gato Perich como distinción a su trayectoria global de humorista y dibujante.
Miguel Gila es un claro ejemplo de cómo la capacidad creadora y la sonrisa ayudan a superar la adversidad. Y de cómo, en las circunstancias menos favorables, el genio del artista emerge por encima de todo.
En los últimos años le llovieron los premios y los agasajos. En 1993, recibió el Premio Ondas en la modalidad de radio; en 1994, el Premio Sebastián Gasch de Honor, de Artes Parateatrales; en 1995, le fue concedida la Medalla de Oro al Mérito en el Trabajo. En 1997, el título de Profesor Honorífico del Humor de la Universidad de Alcalá de Henares. Y en 1999, el Premio Internacional Gato Perich como distinción a su trayectoria global de humorista y dibujante.
Miguel Gila es un claro ejemplo de cómo la capacidad creadora y la sonrisa ayudan a superar la adversidad. Y de cómo, en las circunstancias menos favorables, el genio del artista emerge por encima de todo.