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FREILA: En la mañana del 30 de junio de 1908, varios granjeros...

En la mañana del 30 de junio de 1908, varios granjeros de la factoría de Vanavara, en Siberia, vieron pasar una brillante bola de fuego que posteriormente explotó a 65 kilómetros de distancia. La explosión fue tan violenta que derribó a los granjeros al suelo y les produjo leves quemaduras a pesar de que se encontraban a una gran distancia. En el epicentro de la explosión todo había quedado devastado, los metales se habían fundido, todos los animales se habían carbonizado y todos los árboles en un radio de 30 kilómetros habían sido arrancados de raíz envueltos en llamas. Los efectos de la explosión de Tunguska fueron vistos y sentidos a más de mil kilómetros de distancia. En toda Europa se registraron ondas sísmicas parecidas a las de un terremoto, así como diversos trastornos en el campo magnético terrestre. En aquel tiempo no se prestó demasiada atención al incidente, ya que no había ocasionado victimas humanas, así pues se atribuyó la explosión al impacto de un meteorito y se cerró el caso, pese a que 2.150 kilómetros cuadrados habían quedado arrasados.