En 1973 los científicos de la Universidad de Texas, Albert Jackson y Michael Ryan, desarrollaron la teoría de que la explosión había sido ocasionada por el paso a través de la tierra de un “mini agujero negro” que habría entrado por Tunguska y salido por el Atlántico Norte. Como pruebas para desarrollar su teoría se basaron en que ese día los ríos de la zona tenían la corriente cambiada y que los árboles fueron arrancados por algo que los absorbió desde el cielo. Además se basaban en que en el Atlántico norte habían ocurrido en la misma época terremotos submarinos que habían generado Tsunamis u olas gigantes, según ellos debidos a la salida del mini agujero negro. Esta teoría es bastante original, científicamente hablando, pero carece de pruebas tangibles y presenta numerosas carencias a la hora de explicar otros fenómenos asociados a la explosión, como el de la bola de fuego que cruzo media Siberia antes de caer y explotar.