La última hipótesis científica defiende que las causas de la explosión fueron debidas a un experimento del genio científico, Nikola Tesla, de transferencia de energía a través de la atmósfera. Los defensores de esta hipótesis se basan en una carta de Tesla (para muchos falsa), en la que dice que va a probar un nuevo experimento en la zona de Siberia, y en los recientes programas HAARP y ROTHR, programas de investigación militar derivados de las teorías de Nikola Tesla y que se basan en el uso de grandes complejos de antenas para controlar los procesos de la ionosfera y provocar grandes descargas electromagnéticas de efectos devastadores. Pero claro, estos proyectos están bajo el secretismo de la administración norteamericana y por tanto es una teoría que no cuenta con pruebas, siendo de momento imposible de demostrar.