Durante el siglo V, Roma fue saqueada numerosas veces y el Imperio Romano de Occidente dejó, definitivamente, de existir. Italia fue invadida y asolada en repetidas ocasiones, y el último emperador romano reconocido fue asesinado en el 476. Los pueblos germánicos ocuparon entonces Italia y el antiguo Imperio Romano. A pesar del deseo general de los bárbaros por preservar la estabilidad y el orden de la antigua civilización romana, sólo sobrevivieron vestigios de ella tras la devastación y el desorden que siguieron a las invasiones. La mayor parte de Europa retrocedió a un periodo mucho más bárbaro y primitivo.