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De nombre científico “Helianthus annuus”, perteneciente a la familia de las “Asteráceas”, al igual que otras plantas con flor muy conocidas como la gerbera, la margarita o el crisantemo, el Girasol es originario de América y su característica más peculiar es que se orienta siempre mirando hacia el Sol, el astro rey, como su propio nombre indica.
Tiene un amplio número de utilidades, para la obtención de pigmentos colorantes, como comestible, en el caso de sus semillas tostadas y saladas, para la obtención de aceite, en usos medicinales o en aplicaciones tan curiosas como la limpieza de metales pesados en un terreno. A estas sumamos por supuesto sus aplicaciones en jardinería como elemento decorativo formando macizos o en maceta.
Desde luego es evidente que su cultivo debe realizarse a pleno sol, no es necesario regarlo demasiado, ya que gracias a sus profundas raices puede absorber agua del suelo con más facilidad que otras variedades, si sus hojas se ven caidas o repliega su corola será porque tiene falta de agua, el suelo en el que lo plantemos deberá ser profundo y con un elevado porcentaje de nutrientes.
A pesar de ser una planta a la que le gusta tanto el Sol, también resiste bien las bajas temperaturas, se trata de una planta resistente en general que tampoco es habitual que se vea afectada por plagas o enfermedades, aunque por supuesto se puede ver afectado en especial por algunos gusanos y en ese sentido deberemos tener cuidado.
Aun habiendo sido la fuente de inspiración incluso de obras de arte de renombre, como “Los girasoles” de Van Gogh, sin embargo no es habitual el uso del girasol en muchos jardines como planta ornamental, la mayoría de las plantaciones de girasoles que existen, tienen una inteción comercial y no decorativa y corresponden a aplicaciones profesionales y no privadas.
Tiene un amplio número de utilidades, para la obtención de pigmentos colorantes, como comestible, en el caso de sus semillas tostadas y saladas, para la obtención de aceite, en usos medicinales o en aplicaciones tan curiosas como la limpieza de metales pesados en un terreno. A estas sumamos por supuesto sus aplicaciones en jardinería como elemento decorativo formando macizos o en maceta.
Desde luego es evidente que su cultivo debe realizarse a pleno sol, no es necesario regarlo demasiado, ya que gracias a sus profundas raices puede absorber agua del suelo con más facilidad que otras variedades, si sus hojas se ven caidas o repliega su corola será porque tiene falta de agua, el suelo en el que lo plantemos deberá ser profundo y con un elevado porcentaje de nutrientes.
A pesar de ser una planta a la que le gusta tanto el Sol, también resiste bien las bajas temperaturas, se trata de una planta resistente en general que tampoco es habitual que se vea afectada por plagas o enfermedades, aunque por supuesto se puede ver afectado en especial por algunos gusanos y en ese sentido deberemos tener cuidado.
Aun habiendo sido la fuente de inspiración incluso de obras de arte de renombre, como “Los girasoles” de Van Gogh, sin embargo no es habitual el uso del girasol en muchos jardines como planta ornamental, la mayoría de las plantaciones de girasoles que existen, tienen una inteción comercial y no decorativa y corresponden a aplicaciones profesionales y no privadas.