Algunas de aquellas desgraciadas eran confinadas en el "Durchgangszimmer", o cuarto de paso, que era una habitación de tres metros por cuatro, donde tenían que tenderse en el duro suelo. Aquella era una verdadera antecámara de la muerte. Las que trasponían aquella puerta, camino a su destrucción, eran inmediatamente borradas de las listas de efectivas y, en consecuencia, no se les daba nada de comer. Así que no les quedaban más que la perspectiva del viaje final.