Las que sospechaban la verdad estaban al borde de la desesperación. La habitación resonaba con los ecos de los gemidos de las lamentaciones. Les aseguro que no tienen por qué alarmarse -les decía Eva Weiss quien también procedía de Cluj. Están ustedes imaginándose cosas aterradoras. Verán, esto es lo que va a pasar: Nos trasladarán a un hospital mayor, en el cual nos atenderán mucho mejor que nos atienden aquí. Hasta puedo decirles dónde está localizado el hospital: en el campo de los viejos y de los niños. Las enfermeras son ancianas. Quizás alguna de nosotras encuentre inclusive a su madre. Después de todo, tenemos que pensar en lo afortunadas que somos. -Siendo enfermera -pensaban las pacientes-, debe estar bien informada.