Y sus palabras las alentaron. Antes de que se cerrase la puerta de la ambulancia, las demás enfermeras dijeron el último adiós a su camarada Eva. Aquella joven heroína había sabido evitar con su frío valor la tortura de la ansiedad y del terror a las desgraciadas que la acompañaban a la muerte. Es mejor no pensar siquiera en lo que ella sentiría dentro de sí, según caminaba a la cámara de gas. Naturalmente, fui testigo de centenares de episodios trágicos. imposible escribir un libro que los relate todos. Pero hubo uno que me emocionó de manera especial.