La beata y piadosa Sra. de Pérez caminaba por la calle cuando se cruzó con el maduro sacerdote. El padre le dijo:
- Muy buenos días, ¿Acaso no es usted la Sra. de Pérez, a quien casé hace ya dos años en mi antigua diócesis'?
Ella contestó:
-Efectivamente, Padre, soy yo.
Tras un par de minutos de conversación, el sacerdote preguntó:
-Ahora que lo pienso... No recuerdo haber bautizado a algún hijo vuestro.. ¿Es que aún no lo habéis tenido?
Ella respondió:
-No, Padre, aún no.
El padre dijo:
-Bueno, la semana próxima he de viajar a Roma, así que, si Ud. quiere, encenderé una vela por usted y su esposo, para que reciban la bendición de poder tener hijos.
La Sra. de Pérez contestó:
-Oh, Padre, muchas gracias, ambos le estaremos muy agradecidos...!
Y, tras despedirse, siguieron sus respectivos caminos. Algunos años más tarde se encontraron nuevamente el l ya casi anciano sacerdote preguntó:
-Bueno, Sra. de Pérez, ¿Cómo se encuentra usted ahora?.
Ella contestó:
-Muy bien, Padre.
El cura preguntó:
-Por favor, dígame, ¿habéis tenido niños ya?
Ella respondió:
-Oh!, sí, Padre, 3 pares de mellizos y 4 criaturas más... En total 10 almas.
El padre dijo:
- ¡Bendito sea el Señor! ¡Qué maravilla!.. Y, dígame... ¿dónde está su amante esposo?
Ella contestó:
-Camino de Roma, a ver si puede apagar la vela...!
- Muy buenos días, ¿Acaso no es usted la Sra. de Pérez, a quien casé hace ya dos años en mi antigua diócesis'?
Ella contestó:
-Efectivamente, Padre, soy yo.
Tras un par de minutos de conversación, el sacerdote preguntó:
-Ahora que lo pienso... No recuerdo haber bautizado a algún hijo vuestro.. ¿Es que aún no lo habéis tenido?
Ella respondió:
-No, Padre, aún no.
El padre dijo:
-Bueno, la semana próxima he de viajar a Roma, así que, si Ud. quiere, encenderé una vela por usted y su esposo, para que reciban la bendición de poder tener hijos.
La Sra. de Pérez contestó:
-Oh, Padre, muchas gracias, ambos le estaremos muy agradecidos...!
Y, tras despedirse, siguieron sus respectivos caminos. Algunos años más tarde se encontraron nuevamente el l ya casi anciano sacerdote preguntó:
-Bueno, Sra. de Pérez, ¿Cómo se encuentra usted ahora?.
Ella contestó:
-Muy bien, Padre.
El cura preguntó:
-Por favor, dígame, ¿habéis tenido niños ya?
Ella respondió:
-Oh!, sí, Padre, 3 pares de mellizos y 4 criaturas más... En total 10 almas.
El padre dijo:
- ¡Bendito sea el Señor! ¡Qué maravilla!.. Y, dígame... ¿dónde está su amante esposo?
Ella contestó:
-Camino de Roma, a ver si puede apagar la vela...!