Se encuentran dos amigos en la calle. Uno de ellos llevaba de la correa a un cocodrilo. El otro, como hacía tanto tiempo que no veía a su amigo, y sorprendido ante su pinta, le para:
- ¡Carlitos! ¡Qué pasa, tío! ¡Cuanto tiempo, hace años que no te veía! No quiero ser indiscreto, ¿pero qué significa lo del cocodrilo?
- ¡Aay, Paquito! -le dice éste - ¿recuerdas que me divorcié de mi décima esposa, verdad? Pues esta es la única solución que he encontrado ya a mis problemas sexuales.
- ¿Comooo? -le pregunta el primero.
-Si, Paco. Verás: como ya no ligo nada he conseguido que un amiguete me vendiese este cocodrilo desdentado. Cuando tengo alguna necesidad biológica digna del sexo masculino le obligo al cocodrilo a que me la chupe y ¡me quedo como nuevo!
-Pero, ¡qué dices! -le espeta Paco - ¡Tú estás colgadísimo, tío!
- ¿No te lo crees? Venga, vamos a ese portal a probar.
Se meten en un portal oscuro, Carlos se baja los pantalones hasta la rodilla, se saca la merienda y le dice al cocodrilo:
- ¡Vamos, cocodrilo! Cómetela!
El cocodrilo empieza la faena y cuando su amo ya no puede más tiene que sacar de su abrigo un periódico para darle porrazos en la cabeza hasta que el cocodrilo se retira. El amigo, alucinado, exclama:
- ¡Joder, tío! ¡Qué pasada, Carlitos!
-Nada, Paco -dice el dueño del cocodrilo -es una gozada, de verdad. ¿Te gustaría probar?
A lo que el amigo, pensativo, le contesta:
-Bueno... vale... pero no me des muy fuerte con el periódico, ¿eh?
- ¡Carlitos! ¡Qué pasa, tío! ¡Cuanto tiempo, hace años que no te veía! No quiero ser indiscreto, ¿pero qué significa lo del cocodrilo?
- ¡Aay, Paquito! -le dice éste - ¿recuerdas que me divorcié de mi décima esposa, verdad? Pues esta es la única solución que he encontrado ya a mis problemas sexuales.
- ¿Comooo? -le pregunta el primero.
-Si, Paco. Verás: como ya no ligo nada he conseguido que un amiguete me vendiese este cocodrilo desdentado. Cuando tengo alguna necesidad biológica digna del sexo masculino le obligo al cocodrilo a que me la chupe y ¡me quedo como nuevo!
-Pero, ¡qué dices! -le espeta Paco - ¡Tú estás colgadísimo, tío!
- ¿No te lo crees? Venga, vamos a ese portal a probar.
Se meten en un portal oscuro, Carlos se baja los pantalones hasta la rodilla, se saca la merienda y le dice al cocodrilo:
- ¡Vamos, cocodrilo! Cómetela!
El cocodrilo empieza la faena y cuando su amo ya no puede más tiene que sacar de su abrigo un periódico para darle porrazos en la cabeza hasta que el cocodrilo se retira. El amigo, alucinado, exclama:
- ¡Joder, tío! ¡Qué pasada, Carlitos!
-Nada, Paco -dice el dueño del cocodrilo -es una gozada, de verdad. ¿Te gustaría probar?
A lo que el amigo, pensativo, le contesta:
-Bueno... vale... pero no me des muy fuerte con el periódico, ¿eh?