Una mujer mayor, en su lecho de muerte, le confiesa a su esposo:
- Tengo que decirte algo que me guardé todos estos años. Nuestro hijo no es tuyo.
- Ni tuyo tampoco —dice el hombre.
- Vamos, no digas disparates, si yo lo tuve. Si no, ¿de quién va a ser?
- No sé.
- ¿Cómo, no sé?
- ¿Te acuerdas cuando en la maternidad el niño ensució los pañales por primera vez y tú me dijiste que lo cambiara? Bueno, pues lo cambié por otro limpio.
- Tengo que decirte algo que me guardé todos estos años. Nuestro hijo no es tuyo.
- Ni tuyo tampoco —dice el hombre.
- Vamos, no digas disparates, si yo lo tuve. Si no, ¿de quién va a ser?
- No sé.
- ¿Cómo, no sé?
- ¿Te acuerdas cuando en la maternidad el niño ensució los pañales por primera vez y tú me dijiste que lo cambiara? Bueno, pues lo cambié por otro limpio.
Muy buenas ya estoy por aqui
pues entonces voy a fumarme el cigarro.
Y ahora te largas ya te vale me dejas sola y en la puerta es de mala educacion lo que iciste lo tendre encuenta
ya estoy yo aqui
pues menos mal porque la Srª esta que muerde esta noche.
pero que ha pasado
no mejor no decir nada
victoria, si he puesto algo que te halla ofendido, perdoname