FREILA: Ignoramos cómo sucedió. Personalmente, creo que todo...

Ignoramos cómo sucedió. Personalmente, creo que todo empezó cuando los niños quedaron fascinados por las llamas. A causa de su curiosidad hiperactiva y de la falta de experiencias amargas acerca de lo que sucede cuando uno se quema, pudieron sentirse más inclinados que los adultos a jugar con el fuego. Cabe la posibilidad de que el adulto más próximo apartara al niño de la hoguera y la apagara con los pies. Por otra parte, debió de llegar el tiempo en que un adulto más audaz que la mayoría considerara la ventaja de continuar el juego con una finalidad más útil.

El empleo del fuego cambió por completo la vida humana. Ante todo, procuró luz en medio de la oscuridad y calor en todo momento. Esto hizo posible extender la actividad a la noche y al invierno, lo que revestiría especial importancia en un período glacial, de manera que Horno erectus pudo alcanzar regiones más frías.

Desde luego que con el fuego, por sí solo, uno se ve condenado durante el tiempo frío a no apartarse del hogar, pero una sociedad de cazadores podía fácilmente aprender a desollar un animal, limpiar la piel y envolverse en ella. En este sentido, la piel animal reemplazarla el pelo que los seres humanos hablan perdido.

El fuego también era útil como protección contra otros animales, incluidos los más fieros. Una hoguera en el interior de una cueva o dentro de un círculo de piedras mantendría alejados a los predadores. Podían gruñir y merodear por las inmediaciones, pero si no se mostraban lo bastante inteligentes como para mantenerse alejados del fuego, les bastaba con una sola experiencia de lo que significaba su proximidad. Por lo demás, ahora Horno erectus podía acarrear ramas encendidas para levantar la caza, provocar estampidas y conducirla hacia las trampas o los despeñaderos.