Nací en camastron de hierro
y crecí como el olivo:
con los pies llenos de tierra
y la cintura de trigo.
Aun no era un injerto
de cinco años de edad
cuando ya, conmi sudor,
me iba ganando el pan.
Olia a vacas y a puercos
y nunca pude estudiar
Con mi pantalon de hombre,
solo supe trabajar.
Me dormia en los caminos,
me dormia en el pajar,
me vestia con las ropas
que el amo no quiso yá.
Lloraba bajo los chopos
lagrimas de soledad,
mirandome ya las manos
tan duras de trabajar.
Pies deshechos del barbecho
y arañados del rastrojo;
picadas de los insectos
y ciegos del sol los ojos.
Voz ronca como un becerro
de vocear al ganado
por el palmar y en la trilla
y en el monte y en el prado.
Crecí, y entonces cambié
la vara por el arado,
las abarcas por las botas
y el sudor por mas salado.
Sufrí cuando comprendí
la vida que me esperaba;
no solo por trabajar
sino pá quien trabajaba.
Asi pasaron mis años,
trabajando todo el dia,
desde el alba hasta la aurora;
y almorzando lo que habia.
Al anochecer me acuesto
muy cansado en el jergon,
y enseguida me despiertan
los gallos con su cancion.
En el trabajo nos mandan
como a cerdos en piara
Despues viene el señorito
con su coche y con su vara.
¡Y no mires para el coche
que pierdes de trabajar!
Y si te pones travieso
no te pagan el jornal.
Ni el domingo de descanso
¡Y nada de reclamar!
Si alguno paga lo suyo,
se le despide y ya está.
Al amo hablarle de usted,
y "señorito" ademas;
y aunque no sepa la "u",
don francisco ó don tomas.
Me humillaban al derroche,
como si un hombre no fueras;
como si hubieras nacido
al pié de la carretera
como cardos borriqueros
que los arranca cualquiera.
Lagrimas hechan mis ojos,
lagrimas mi corazon,
viendome ya tan cansado
y tan lleno de dolor.
Pero mivida ha pasado,
dicen que al pasado adios;
pero ya tengo a mis hijos
con la azada y con la hoz.
¡Y no quiero, señor mio!
yo no quiero ni pensar
que los hijos de mi carne
como yo van a pasar.
¡Por tu amor pido, dios mio,
mas amor, justicia y pan,
mas libertad a estos hijos
que nacen pá trabajar.
Yo derramé mis sudores,
consumí mi juventud,
pase por muchos dolores
para sostener mi cruz.
No te pido nada a cambio
Yo ya soy un obrero viejo.
Son mis hijos señor mio,
los retoños de mi cuerpo,
la sangre fiel de mi sangre,
¡la carne de los obreros!
¡No consientas que prosigan
machacandola en el suelo!
Dile alos ricos del campo
que muevan el dinero
que lo muevan para que
trabajen los hijos de los obreros.
Nada pido para mi
para mi no pido ná
pido para nuestros hijos
¡MIS HIJOS SEÑOR PIEDAD!
y crecí como el olivo:
con los pies llenos de tierra
y la cintura de trigo.
Aun no era un injerto
de cinco años de edad
cuando ya, conmi sudor,
me iba ganando el pan.
Olia a vacas y a puercos
y nunca pude estudiar
Con mi pantalon de hombre,
solo supe trabajar.
Me dormia en los caminos,
me dormia en el pajar,
me vestia con las ropas
que el amo no quiso yá.
Lloraba bajo los chopos
lagrimas de soledad,
mirandome ya las manos
tan duras de trabajar.
Pies deshechos del barbecho
y arañados del rastrojo;
picadas de los insectos
y ciegos del sol los ojos.
Voz ronca como un becerro
de vocear al ganado
por el palmar y en la trilla
y en el monte y en el prado.
Crecí, y entonces cambié
la vara por el arado,
las abarcas por las botas
y el sudor por mas salado.
Sufrí cuando comprendí
la vida que me esperaba;
no solo por trabajar
sino pá quien trabajaba.
Asi pasaron mis años,
trabajando todo el dia,
desde el alba hasta la aurora;
y almorzando lo que habia.
Al anochecer me acuesto
muy cansado en el jergon,
y enseguida me despiertan
los gallos con su cancion.
En el trabajo nos mandan
como a cerdos en piara
Despues viene el señorito
con su coche y con su vara.
¡Y no mires para el coche
que pierdes de trabajar!
Y si te pones travieso
no te pagan el jornal.
Ni el domingo de descanso
¡Y nada de reclamar!
Si alguno paga lo suyo,
se le despide y ya está.
Al amo hablarle de usted,
y "señorito" ademas;
y aunque no sepa la "u",
don francisco ó don tomas.
Me humillaban al derroche,
como si un hombre no fueras;
como si hubieras nacido
al pié de la carretera
como cardos borriqueros
que los arranca cualquiera.
Lagrimas hechan mis ojos,
lagrimas mi corazon,
viendome ya tan cansado
y tan lleno de dolor.
Pero mivida ha pasado,
dicen que al pasado adios;
pero ya tengo a mis hijos
con la azada y con la hoz.
¡Y no quiero, señor mio!
yo no quiero ni pensar
que los hijos de mi carne
como yo van a pasar.
¡Por tu amor pido, dios mio,
mas amor, justicia y pan,
mas libertad a estos hijos
que nacen pá trabajar.
Yo derramé mis sudores,
consumí mi juventud,
pase por muchos dolores
para sostener mi cruz.
No te pido nada a cambio
Yo ya soy un obrero viejo.
Son mis hijos señor mio,
los retoños de mi cuerpo,
la sangre fiel de mi sangre,
¡la carne de los obreros!
¡No consientas que prosigan
machacandola en el suelo!
Dile alos ricos del campo
que muevan el dinero
que lo muevan para que
trabajen los hijos de los obreros.
Nada pido para mi
para mi no pido ná
pido para nuestros hijos
¡MIS HIJOS SEÑOR PIEDAD!
Gracias, amigo un abrazo. Juan.