En la recta que se ve de la rotonda, vivían mis padres, dos años viví e el pueblo que me vio nacer, del que salí con cinco años y volví con 20. Nos casamos en la parroquia de la estación. El día memorable en nuestras vidas, esta ya próximo, el 22/10/1972. A partir de ahí cuanta felicidad, por todos los años que tuvimos que esperar, dicen que la distancia no resiste un gran amor. Un AMOR inmenso e infinito, es amor por toda la eternidad. Íbamos los veranos y cuando mi amor tenia vacaciones, los críos disfrutaban del campo, aunque servidora los días eran demasiado largos, no podíamos ambos dos, estar separados, miren por donde, ese final de verano llegar al aeropuerto (Que conocía y le conocían muy bien) le dejaban entrar hasta la puerta de desembarque, llegar abrazarnos y decirnos al unísono, no nos separaremos más, solo teníamos veinte y dos días de felicidad ininterrumpida. tan solo la codicia de un médico de titulo, le dejo sin lo que tanto había soñado, estar juntos, tener nuestra casa, vivir en plenitud, el amor de aquellos dos niños, que tan solo verse, nació ese interminable e inmenso amor. Desde el dos mil, que tuve la desgracia de perder al único de los dos seres que me dieron la vida, no he vuelto por ahí. Mi hijo, me da la tabarra, vamos a ir, lo deseo, pero a la vez le temo, en mi estado es difícil un viaje. Este año ha sido imposible, ya que o ha tenido vacaciones, estas las tomo para sus exámenes e la UIB. Tiene como sus padres la ambición del saber, además es un ser humilde, generoso, tierno. Lo que más le encanta de allí son los buenos desayunos, las tortas de Alcudia, y cómo no recordar aquellos veranos de su niñez dorada y a la vez truncada. está bonito Guadix. Ha desaparecido el Laberinto. Don Leo ya me contó, ahora lo visualizo. me ha impresionado el lavado que le han hecho a la que fue un nudo ferroviario, la estación. Paisanos, un fuerte abrazo, de Teresa, hija de Joaquín Pérez y Ana Álvarez Aparicio.