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Aparte de tener tanta agua,
también teníamos una fiesta
que no la hacían en otra parte.
Los jovenes huelagueños.
esperábamos con ilusión
que llegara fin de año
para salir al balcón.
Los mozuelos lo preparaban todo
con muchísimo primor
organizaban un sorteo
se vivía todo con muchísima ilusión.
Era para emparejar
una mozuela con un mozuelo,
y desde el balcón de Ramírez
desde allí lo pregonaban.
Sacaban las papeletas
y decían ha salido
Manolita con Antoñito,
y si alguno hacía changüis
toda las jóvenes se enfadaban,
unos estaban contentos
y otros nada se les daba,
Al día siguiente la fiesta continuaba,
los mozos hacían sus grupos
y en casa en casa llegaban
con música y aguardiente
a las mozas invitaban.
Si a la moza le gustaba el año,
después de comerse el rosco
un baile ellos se hechaban
así se pasaba el día de casa en casa,
bailando y estábamos tan contentas,
de lo bien que lo pasábamos.
De todo había en la fiesta
había algunas orgullosas
que el año no les gustaba,
con ellos no querían cumplir
ellos bien que se enfadaban,
tiraban roscos y aguardiente
en la puerta de sus casas.
Por la noche un baile ellos formaban,
hay buscaban la ocasión
y a las mozas cortejaban,
si alguna era muy guapa
un obsequio ellos le daban.
Teníamos muchas fiestas más,
pero como la de año nuevo
en ninguna lo pasabamos igual.
Aquello era una tradición
pero aquella fiesta con el tiempo se perdió.
Teníamos otras diversiones,
en casa de una de nosotras
una fiesta allí formábamos,
haciamos rosetas, otras veces castañas,
hacíamos muchos juegos,
jugábamos al cazador, a las prendas,
también antónpirurero, y al baile de la escoba.
Esto era la vida amigos
que yo recuerdo, de Huélago,
no teníamos dinero,
pero lo vivíamos alegremente,
por que éramos diferentes
no nos pareciamos en nada
a la vida de otra gente.
Me gustaría que las personas de mi generación, si se acuerdan de algunas cosas más, que las pongan.
Paquita Pardo.
también teníamos una fiesta
que no la hacían en otra parte.
Los jovenes huelagueños.
esperábamos con ilusión
que llegara fin de año
para salir al balcón.
Los mozuelos lo preparaban todo
con muchísimo primor
organizaban un sorteo
se vivía todo con muchísima ilusión.
Era para emparejar
una mozuela con un mozuelo,
y desde el balcón de Ramírez
desde allí lo pregonaban.
Sacaban las papeletas
y decían ha salido
Manolita con Antoñito,
y si alguno hacía changüis
toda las jóvenes se enfadaban,
unos estaban contentos
y otros nada se les daba,
Al día siguiente la fiesta continuaba,
los mozos hacían sus grupos
y en casa en casa llegaban
con música y aguardiente
a las mozas invitaban.
Si a la moza le gustaba el año,
después de comerse el rosco
un baile ellos se hechaban
así se pasaba el día de casa en casa,
bailando y estábamos tan contentas,
de lo bien que lo pasábamos.
De todo había en la fiesta
había algunas orgullosas
que el año no les gustaba,
con ellos no querían cumplir
ellos bien que se enfadaban,
tiraban roscos y aguardiente
en la puerta de sus casas.
Por la noche un baile ellos formaban,
hay buscaban la ocasión
y a las mozas cortejaban,
si alguna era muy guapa
un obsequio ellos le daban.
Teníamos muchas fiestas más,
pero como la de año nuevo
en ninguna lo pasabamos igual.
Aquello era una tradición
pero aquella fiesta con el tiempo se perdió.
Teníamos otras diversiones,
en casa de una de nosotras
una fiesta allí formábamos,
haciamos rosetas, otras veces castañas,
hacíamos muchos juegos,
jugábamos al cazador, a las prendas,
también antónpirurero, y al baile de la escoba.
Esto era la vida amigos
que yo recuerdo, de Huélago,
no teníamos dinero,
pero lo vivíamos alegremente,
por que éramos diferentes
no nos pareciamos en nada
a la vida de otra gente.
Me gustaría que las personas de mi generación, si se acuerdan de algunas cosas más, que las pongan.
Paquita Pardo.