Aquí en este molino nació mi padre Santiago Castillo Sánchez, aquí en lugar pase ratos inolvidables, me vienen a mis recuerdos aquellas tardes de verano en que veíamos llegar el carro tirado por dos mulas y guiado por mi primo Andrés Castillo, mientras que el carro se aproximaba mi madre y mi tía preparaban la merienda, merienda que la degustaríamos en la puerta del molino, sentados en dos grandes piedras de moler que en aquella época estaban justo delante del " cáncamo". Recuerdo un molino lleno de vida trabajando día y noche, el ajetreo diario, los ruidos de la maquinaria y del agua, el fuego siempre encendido de la chimenea, el cariño de los mayores hacia nosotros los niños. Recuerdo el ir a cazar perdices con mi padre y mi tío Primitivo y con mi primo Cosmecillo. Recuerdo las noches estrelladas y oscuras, la acequia de Montilla, que en mi mundo infantil era rio tumultuoso, Hace muchos años que no voy a, pero sigo el pulso de mi pueblo como si fuese mi propio pulso. Por eso al saber que el molino de la Carrasca ya esta cerrado, hace muchos años que esta cerrado, me vienen a la memoria historias que ya no volverán nunca más a vivirse, por que ya sus protagonistas ven el molino desde la estrellas, ven esa casa donde en un tiempo hubo trabajo, amor, alegría, vida, juventud, y mucha unión familiar. Cuando he ido a Huèscar, mi corazón se reparte en tres sitios en donde en mi mundo infantil se sintió seguro y feliz. El primero fue en la calle Santiago nº 13 donde nací, el cortijo "el Quemao" y el molino de la Carrasca. Gracias Huèscar por haberme echo hijo tuyo