Estos edificios singulares que representan el pasado agrícola del pueblo deberian tener una figura de protección. Así el Alcalde y sus compinches no dirían como con los pilares "Que nosotros sepamos no se encuentran registrados en ningún catálogo de bienes artísticos"
El borrico no es una especie protegida pero se encuentra en peligro de extinción (El de cuatro patas, el de dos se halla en plena expansión entre los políticos).