Bueno, esa casa, de toda la vida es la de deª Valeriana. Su hijo vivió de las rentas, "sin dar un palo al agua". La vendió por unos 22 millones de pesetas y quien la adquirío, la ha vendido por 50. Como negocio no está mal. Pues ya no queda nada de ella, más que los buenos billetes en algunos bolsillos y, ahora, un adefesio a la entrada misma del pueblo, para vergüenza de quienes aún conservan alguna de ella.