La legendaria cantidad de libros de la Biblioteca de Alejandría tenía truco.
Cuando los viajeros entraban en la ciudad se les confiscaba los libros que llevaban, que pasaban a manos de los escribas, quienes los copiaban, estos entregaban una copia al obligado "benefactor" ya que el original pasaba a formar parte del fondo de la Biblioteca. ¡Toma ya!, esa era la justicia cristiana, del franquismo más puro y duro, aunque algo se debe agradecer a esos libros: que gracias a sus inteligentes lecturas, muchos jóvenes salieron con las ideas contrarias al régimen y hoy, quizás, tengamos un país un poco más justo y libre, con muchos ricos y pobres todavía, pero al menos éstos no les deben tanta obediencia y respeto a los señoritos de hoy. Santiago, a pesar de lo dicho, siempre me gustó escarbar en las páginas de estos libros, en ellos está... En casa de mi padre hay muchos libros, podemos llevarnos cualquiera, excepto su enciclopedia escolar, con la que iba a escuela cuando quedaba libre de sus tareas de zagalillo.
Mi madre no conserva libro, pero si cuadernos, en un maletín de cartón, el otro día me lo enseñó.
Hojeando las lecciones, lo que daban, comprobé que no se parecían en nada a las que yo recibí, y estaban como tu dices muy mediatizadas por el régimen.
Me ha gustado mucho esta foto, enhorabuena Santiago. Hablando de libros de antaño tengo uno de la Editorial Escuela Española, S. A. del año 1965 que se llama Temas de Religión y dice cosas curiosas como estas: Deberes mutuos entre amos y criados.- Las obligaciones que los amos tienen para con sus criados se reducen a tres: Tratarlos con afabilidad y dulzura, el cuidado de ellos, procurando guardarlos de todo peligro espiritual y corporal y corrigiendolos si hace falta.
Los criados a su vez, deben a sus amos: Reverencia, puesto que hacen las veces... Cuanta historia y cuanta melancolía hay dentro de las páginas de estos libros.