En la antigua Roma las novias se cubrian el rostro con velos de color amarillo, por entonces, el color de la virginidad.
A lo largo de la Edad Média el color dejó de ser importante y lo básico comenzaron a ser las telas y los adornos hasta que, en el Siglo XVIII, el blanco volvió a ser el color indiscutible del traje nupcial... siempre con velo. Esta pieza siempre fué clave. Tanto que en el Siglo XI, la ceremónia nupcial llegó a llamarse "velambres" o acto de colocación del velo. Estas tres Señoras se disfrazaron para las Fiestas de Limones del año pasado, muy guapetonas que están las tres y muy bién vestidas y maquilladas, Fani, Rosi y Belén que hace de novio.
Aprovecho para decir aquí, que la costumbre de que la novia tenga que ir cogida del brazo izquierdo de su futuro marido, se remonta a cuando el novio debía tener libre la mano derecha para poder desenfundar la espada ante un ataque, algo normal en la época medieval, en la que los enemigos aprovechaban las celebraciones.