Un estudio de la Universidad de Granada revela que la leche de cabra protege de posibles daños al ADN en situación normal y de sobrecargas de hierro, la elevada cantidad de la grasa de la leche de cabra, junto con la alta biodisponibilidad de magnesio y zinc, podrían ser responsables de su efecto protector en el ADN de linfocitos de sangre periferica.