LIMONES: AQUELLAS FIESTAS.- Dicen que recordar es volver a vivir...

AQUELLAS FIESTAS.- Dicen que recordar es volver a vivir y por lo tanto me gustaría rememorar aquellas fiestas de antaño, aquellos dias que tanto disfrutabamos a pesar de la sencillez de las mismas, los recuerdo con una mezcla de alegria y de pena, alegria porque con muy poco heramos muy felices, teníamos juventud, vitalidad, optimismo y ganas de vivir y con un poco de tristeza porque la junventud se nos fué y a pesar de no estar mal de salud si nos miramos al espejo algunos tenemos ya una cara de arrugas, que más que una cara juvenil parece un código de barras y con más chichones que un Membrillo.
Como sabeis los limoneros antes se celebraban el dia 29 de Septiembre, ya habiamos terminado las faenas del verano y nos encontarbamos barbechando para la siguiente sementera, el olor en aquellos dias era una mezcla de polvora y rastrojo quemao, contraste de olores que hasta parecía que daba más realce a la Fiesta.
Sobre las 9 de la mañana-nos juntabamos en casa y nos rompian la ALCANCIA, La Hucha, que era de barro y todos nos tirabamos a ella como los pavillos a las mauletas para coger unas pocas monedas de a Perra Gorda, de a Perrilla, de a dos Reales, de Peseta y con mucha suerte alguna de a DURO de cinco pesetas.
Sobre las 12 a la procesión, venía una banda de música de más de veinte músicos que al terminar comia uno en cada casa de los vecinos del pueblo, como puestos de dulces tan sólo había dos, el de la Chiquitana y otro de Illora, con poca variedad de dulces, almendras rellenas, peras de dulce y los ricos Cachotes de turrón de Una Peseta (1).
Por la noche al baile para los mayores que se hacía todos los años en la plaza del pueblo.
Un año si no recuerdo mal fué en 1951 salió la procesión como de costumbre y a su regreso para la iglésia en una era a las afueras del Pueblo, camino del Rosalejo, le dieron unas cuantas vueltas al Santo, uno de los que lo llevaban tropezó y cayó, y el Santo San Miguel encima de él, no pasó nada grave pero el Santo volvió manco con un brazo menos, el derecho que empuñaba la espada; el cura que había por entonces que por mal nombre llamaban "Papasfritas" les dió una regañina, a lo que uno de ellos le dijo: es que tenemos costumbre en este pueblo de darle vueltas al Santo en esta era! y el cura le dijo: ¡pués vaya costumbre que teneis aquí de tirar los Santos!