Este plato de Cerámica granaina pertencía a mis abuelos paternos, calculamos que puede tener sobre 100 años, en la parte inferior derecha se pueden ver la iniciales A. G. Ascensión Gárcia.
También se puede ver el trabajo bién echo de un LAÑAOR, este otro de los tantos oficios curiosos desaparecidos a finales de los años 50, consistía en arreglar botijos, Lebrillos, Orzas, Cazuelas y otras vasijas de cerámica en general, a base de grapas; ahora nos quejamos de la crisis, pero en aquellos tiempos sí que había carencias en los que la rotura de un Lebrillo, cazuela o Cántaro suponia una tragédia y había que esperar a que viniera El Lañaor para que lo reparara, era esta una profesión que pasaba de padres a hijos, normalmente gente que no se le daba bién trabajar en el campo.
Por Limones venía un Lañaor de un Pueblo que se llama El Castillo de Locubín, un hombre con buén humor, a pesar de tanta hambre como se pasaba entonces, de aspecto sereno y tranquilo, alto muy delgado y con las marcas de arrugas en la cara de no pasarlo muy bién.
Su pregón era: Se arreglan sombrilla y seasos, se ponen grapas a los Cacharros y terminaba su pregon diciendo: Harina de Cebá pa los Refrescos! era un pregon sencillo, pero al escucharlo y mirarle a la cara, le llegaba a uno hasta el corazón.
También se puede ver el trabajo bién echo de un LAÑAOR, este otro de los tantos oficios curiosos desaparecidos a finales de los años 50, consistía en arreglar botijos, Lebrillos, Orzas, Cazuelas y otras vasijas de cerámica en general, a base de grapas; ahora nos quejamos de la crisis, pero en aquellos tiempos sí que había carencias en los que la rotura de un Lebrillo, cazuela o Cántaro suponia una tragédia y había que esperar a que viniera El Lañaor para que lo reparara, era esta una profesión que pasaba de padres a hijos, normalmente gente que no se le daba bién trabajar en el campo.
Por Limones venía un Lañaor de un Pueblo que se llama El Castillo de Locubín, un hombre con buén humor, a pesar de tanta hambre como se pasaba entonces, de aspecto sereno y tranquilo, alto muy delgado y con las marcas de arrugas en la cara de no pasarlo muy bién.
Su pregón era: Se arreglan sombrilla y seasos, se ponen grapas a los Cacharros y terminaba su pregon diciendo: Harina de Cebá pa los Refrescos! era un pregon sencillo, pero al escucharlo y mirarle a la cara, le llegaba a uno hasta el corazón.