La ilusión y la inocencia de los niños es ilimitada, es algo que siempre he admirado a veces yo mismo al estar con ellos me siento más joven y hasta con más ganas de vivir, parece como si uno se enganchara más a la vida y eso que no son hijos mios, si lo fueran, cuanto más feliz me sentiría. Son muy preguntones se fijan en todo, en cada detalle están atentos a todo cuanto pasa a nuestro alrededor, se fijan en una avispa en un pájaro, en un árbol, en una flor, en la moto que pasa, en el de la bicileta, en una mariposa, todo les llama la atención y es cosa muy natural; los mayores tenemos otras cosas en que pensar y en estos tiempos que corren no son pocas las preocupaciones.