Dicen que el garbanzo sólo necesita dos aguas, una para nacer y otra para cocer, con los garbanzos hacemos el rico puchero, un plato para aguantar largas jornadas de trabajo físico, es uno de esos platos que se hacían a fuego lento y se le ponía un trozo de tocino, costillas y unas papas, entonces carne no había.
Me acuerdo que una mañana mi padre me mandó a regar la hortaliza cuando tenía 10 0 12 años, por los años 55 aproximadamente y habiendo terminado sobre las 11´30 de la mañana, venían las mujeres de arrancar con 4 horas de trabajo y por la tarde tenían que volver al corte a dar otras 2 horas que les faltaba para dar la jornada completa, hacía mucha calor y venían cansadas, muy calurosas y exhaustas, me dijeron podemos cortar unos pepinos para refrescarnos, le dije sí, ahora hay muchos y allí sentados a la sombra de la noguera no olvidaré con las ganas que se comieron unos pepinos, frescos recien cortaos, para ellas mejor que cualquier helado que hoy podamos encontrar en cualquier mercado, un mamjar que parecía haber caido del cielo, en aquellos tiempo no había tanta abundancia como la hay hoy y todo nos estaba mucho más bueno; por eso es bueno mirar para atrás y si comparamos, no estamos tan mal, si es hoy lo de los pepinos me los tiran a la cabeza.
Me acuerdo que una mañana mi padre me mandó a regar la hortaliza cuando tenía 10 0 12 años, por los años 55 aproximadamente y habiendo terminado sobre las 11´30 de la mañana, venían las mujeres de arrancar con 4 horas de trabajo y por la tarde tenían que volver al corte a dar otras 2 horas que les faltaba para dar la jornada completa, hacía mucha calor y venían cansadas, muy calurosas y exhaustas, me dijeron podemos cortar unos pepinos para refrescarnos, le dije sí, ahora hay muchos y allí sentados a la sombra de la noguera no olvidaré con las ganas que se comieron unos pepinos, frescos recien cortaos, para ellas mejor que cualquier helado que hoy podamos encontrar en cualquier mercado, un mamjar que parecía haber caido del cielo, en aquellos tiempo no había tanta abundancia como la hay hoy y todo nos estaba mucho más bueno; por eso es bueno mirar para atrás y si comparamos, no estamos tan mal, si es hoy lo de los pepinos me los tiran a la cabeza.
Como bien dices, aquellos pucheros que nos hacian nuestras madres, y que la olla siempre estaba en un rincón en la chimenea, con toda la pringue, que podias echar, y además nos criabamos, como burros, no sabiamos, ni habiamos oido, lo que era el "colesterol´ni el azúcar y por supuesto, nada hipertensión, esas enfermedades, han aparecido despues, la vida en el pueblo, se basava en comer cosas de la tierra, y mucho trabajo, y siempre tenias ganas de comer. Los que andabámos, por el campo, con el ganado, al mediodia, para comer, te acercabas a alguna hortaliza, y cogias un tomate y pepino, para el gazpacho, y nadie se molestaba, por eso. Esto hoy ha cambiado, eran otros tiempos SALUDOS CATALÁN.