Rebuscando en mis recuerdos, he querido reunir aquí algunas anécdotas, que nó chistes, que revelan rasgos de ingenio, dichos y ocurrencias de aquellas gentes del campo que no eran tan ignorantes ni tan necias como generalmente se cree en las ciudades; eran gentes que poseian ¿como nó? su vena humorística, su gracia en el comentario y en su filosofía natural, y para mí todo esto es un valioso factor en el acervo folklórico del sector rural.