En el horizonte se divisan otros cortijos, como la Huelga, uno de los últimos reductos caciquiles de la zona, que explotó hegemónicamente sus tierras, avasallando a los pequeños propietarios limitrofes y ejerciendo un poder casi medieval sobre la comarca, explotando siempre, a todos aquellos jornaleros que en largas y duras jornadas se ocupaban en ellas para ganarse el sustento. Más a lo lejos oteamos otros cortijos como el de Las Juntas, Balazos o las Casillas de Mures, todos estos, según creo ya en la provincia de Jaén.