Me costó lo mío poder llegar, pues el
camino estaba impracticable. Hacía un frío que pelaba. No vi ni pájaros, sólo lo que en su día fue la
iglesia, la
ermita y esos
pinos testigos de lo que un día fue un
pueblo. Ahora ya no queda nada, sólo el silencio y el abandono. Que pena.