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LOS BALCONES: ¿DE QUÉ ESTABAN HECHOS?...

¿DE QUÉ ESTABAN HECHOS?
En estos días es la ola de calor no sólo tema recurrente de conversación sino el inicio de cualquiera que se establezca. Parece ser que o hemos olvidado la calor que hizo en julio pasado o es que en este aprieta un poco más.
Julio, en mi pueblo, El Borge, era conocido antaño como "el mes de la siega". Cada verano, antes de la vendimia, salían cuadrillas de segadores a la campiña sevillana y hoya de Antequera (Écija, Osuna, Gobantes...). Aquellos titanes trabajaban, durante un mes al menos, de sol a sol con una sensación térmica, como se dice ahora, difícilmente imaginable para nosotros. La temperatura ambiente, el esfuerzo de andar inclinado al tiempo que cortando el cereal, el polvo... y la alimentación monocorde: gazpacho a mediodía, el agua caliente a cualquier hora y la olla por la noche.
¿De qué estaban hechos? Para ellos no existían ni ropa térmica ni alimentación hidratante ni previsión de golpes de calor. Resistían a fuerza de coraje y tesón porque, no existiendo el desempleo ni el ingreso mínimo vital ni más remedio asistencial para los suyos que sus brazos, se fueron dejando la vida en los campos y en una manera de vivir que no conocía la rendición. Vergüenza debería dar a una sociedad que califica de héroes a distantes deportistas de élite multimillonarios y ha perdido la memoria cercana de los segadores de hoz y deíles de cuero.
NOTA: la fotografía es de una obra del pintor manchego Juan D´Opazo