EL AMIGO DE MI ABUELO
Mi abuelo tenía un amigo
centenario y campechano,
para ganarse el jornal
siempre le echaba una mano.
Reunía a la cuadrilla
a la hora de almorzar,
a todos bajo sus ramas
cansados de varear.
Siempre le ofrecía picón
para encender el brasero,
y le quitó mucha hambre…
¡Qué compañero más bueno!
Unos dicen que es de oro
otros que es un manjar,
un líquido muy preciado
que te ayuda a no enfermar.
Con sus hojas puntiagudas
y su tronco retorcido,
el amigo de mi abuelo
es de sobra conocido.
Lo cobijó muy temprano
desde que estaba en la cuna,
su amigo se llama olivo
es de aceite y de aceituna.
Seguro que desde el cielo
lo contempla con pasión,
y es que mi abuelo tenía
por su amigo devoción.
Jamás podré olvidar
las veces que me decía:
¡El olivo es el tesoro
más grande de Andalucía!
Autor: Rafael Llamas Jiménez
Mi abuelo tenía un amigo
centenario y campechano,
para ganarse el jornal
siempre le echaba una mano.
Reunía a la cuadrilla
a la hora de almorzar,
a todos bajo sus ramas
cansados de varear.
Siempre le ofrecía picón
para encender el brasero,
y le quitó mucha hambre…
¡Qué compañero más bueno!
Unos dicen que es de oro
otros que es un manjar,
un líquido muy preciado
que te ayuda a no enfermar.
Con sus hojas puntiagudas
y su tronco retorcido,
el amigo de mi abuelo
es de sobra conocido.
Lo cobijó muy temprano
desde que estaba en la cuna,
su amigo se llama olivo
es de aceite y de aceituna.
Seguro que desde el cielo
lo contempla con pasión,
y es que mi abuelo tenía
por su amigo devoción.
Jamás podré olvidar
las veces que me decía:
¡El olivo es el tesoro
más grande de Andalucía!
Autor: Rafael Llamas Jiménez