Luz ahora: 0,00332 €/kWh

LOS BALCONES: ¡EL HÁBITO DE LA LECTURA!...

¡EL HÁBITO DE LA LECTURA!
Fotografía de una era de Gerindote, con el viejo cementerio al fondo.
Cuando yo era niño, el trillado del cereal era una tarea fundamental en la agricultura, y se realizaba de forma tradicional en las eras, espacios al aire libre preparados específicamente para este fin. Después del proceso de trillado de la la imagen, venía el de ventear o limpiar que publiqué el otro día.
Aunque en la foto vemos una máquina, el trillo nos gustaba más a los niños porque, como decía Eugenio Ruano, nos sentíamos como en una cuádriga de Ben-Hur. Era una plataforma de madera equipada con cuchillas o piedras (pernales) cortantes en la parte inferior. Se utilizaba de la siguiente manera: se extendían las gavillas de cereal sobre la era, formando una capa uniforme que se llamaba parva; después, las mulas arrastraban el trillo en círculos sobre el cereal. El peso del trillo y el movimiento de los pernales rompían las espigas y liberaban el grano. Este proceso se repetía varias veces hasta que la mayor parte del grano quedaba suelto.
Con el tiempo, las máquinas trilladoras comenzaron a complementar y, eventualmente, reemplazar el uso de trillos tirados por mulas. Estas máquinas eran más eficientes y podían manejar mayores cantidades de cereal. El proceso con máquinas se desarrollaba de una manera muy peculiar: las gavillas de cereal se introducían en la trilladora, una máquina equipada con rodillos y tamices que separaban el grano de la paja. La trilladora, inicialmente accionada por motores de vapor y posteriormente por motores de combustión interna, separaba el grano mediante un mecanismo de batido y tamizado. Por último, el grano limpio salía por una abertura y se recolectaba en sacos, mientras que la paja y otros residuos eran expulsados por otro conducto.
El paso del trillo tirado por mulas a la máquina trilladora marcó un punto de inflexión en la agricultura, mejorando la productividad y liberando tiempo y esfuerzo de los campesinos. Sin embargo, ambas técnicas, cada una en su tiempo, contribuyeron de manera significativa al progreso agrícola. Mi padre, Celedonio Morales, que era un agricultor muy emprendedor y siempre estaba a la última innovación agrícola, pasó por todas las fases, desde el trillo hasta las modernas cosechadoras actuales dotadas de aire acondicionado.