Suenan los cencerros,
canta la chicharra,
en la soledad de la sierra,
él pica su guadaña.
Cuello del sol curtido,
manos encalladas,
pantalón de pana
y camisa clara,
su boina,
sus albarcas.
Botijo lleno,
puchero a medias,
ni el hambre ni el trabajo,
escapan de esta tierra.
Imposible no ser bravos,
si nacieron con la collera puesta.
El yugo aprieta siempre a los mismos,
en este rincón de la meseta.
canta la chicharra,
en la soledad de la sierra,
él pica su guadaña.
Cuello del sol curtido,
manos encalladas,
pantalón de pana
y camisa clara,
su boina,
sus albarcas.
Botijo lleno,
puchero a medias,
ni el hambre ni el trabajo,
escapan de esta tierra.
Imposible no ser bravos,
si nacieron con la collera puesta.
El yugo aprieta siempre a los mismos,
en este rincón de la meseta.