Desde lo más insólito de las amistades, un mago y un burro eran inseparables. El mago se dedicaba a recolectarle hierbas, mientras que el burro transportaba sus instrumentos a distancias considerables. Un día, el mago recibió una invitación para presentar sus trucos de magia en un lejano palacio. El Rey lo convocó, y allí el mago tendría la oportunidad de exhibir todo su conocimiento. Así, al día siguiente, el mago emprendió su viaje a través del desierto junto a su burro, llevando consigo todos sus instrumentos y bien preparado. Tras largas horas de travesía por el caluroso desierto, finalmente llegaron a su destino.
A la entrada del palacio se encontraban dos guardias, y uno de ellos exclamó: "Que entre el mago. El burro debe esperar afuera." El mago, algo dudoso, respondió: "Solo entraré con el burro." Fue en ese momento que el guardia informó al Rey. "Mi señor, el mago dice que solo puede entrar con el burro," anunció el guardia. "Dile que se marche, solo puede entrar él," añadió el Rey. El guardia se acercó al mago y le transmitió lo que había dicho el Rey. Finalmente, el mago contestó: "Está bien, entraré solo; no hay otra alternativa." Tras pronunciar estas palabras, le guiñó un ojo a su amigo el burro. Así, el mago ingresó al palacio ante la presencia del Rey, donde cientos de personas estaban listas para presenciar el espectáculo.
Señor, aquí me encuentro, exclamó el mago. Bienvenidos, ahora muéstranos tus habilidades, añadió el rey. El mago comenzó a ejecutar sus trucos de magia, pero contaba con escasas herramientas. En uno de los trucos, tomó una bola de cristal y manifestó: necesito más herramientas para evitar una destrucción, y solo el burro las posee. Esta bola de cristal me ha revelado una catástrofe inminente. El rey, con cierta duda y temor, le dijo: entonces ve y busca la herramienta donde se encuentre el burro. El mago y los guardias se dirigieron a buscar las herramientas que poseía el burro, pero este no estaba por ningún lado. El rey, desconcertado, ordenó a los guardias que buscaran al burro dondequiera que estuviera. En ese instante, el burro apareció ante todos. El rey canceló la búsqueda y le dijo al mago: ahora que tu burro ha llegado con la herramienta, deseo que detengas la destrucción.
El mago se dirigió al rey y le comentó: "En esta bola de cristal he vislumbrado algo importante". Intrigado, el rey preguntó: " ¿Qué es lo que ves?". El mago respondió: "Para evitar la destrucción, es necesaria la presencia de un animal en el palacio". El rey, algo dudoso, inquirió: " ¿Y qué animal es ese?". El mago explicó: "Un animal de cuatro patas; si lo deseas, puedo traer a mi burro". Sin más alternativas, el rey exclamó: "Está bien, que entre el burro". En ese instante, los guardias, el rey, el mago y el burro ingresaron al palacio. Allí, el mago continuó con sus trucos de magia. Realizó un simulacro y dijo: "Cuando el burro dé tres patadas, la destrucción se detendrá", y le guiñó un ojo al burro. Este, con astucia, dio tres patadas, pero lo hizo cerca de una copa de vino, que se derramó por el suelo. El mago exclamó: "Esto es una señal, la destrucción ya ha sido cancelada". El rey y los presentes quedaron asombrados, creyendo en las palabras del mago. Fue entonces cuando el rey ordenó que se ofrecieran oros al mago. Al finalizar el espectáculo, se despidieron y el mago se marchó. En el desierto, le dijo al burro: "Amigo, donde yo voy, también hay lugar para ti; eres mi mejor compañero". Así continuaron su camino por el desierto, riendo y disfrutando de su recompensa. El burro entró en un lugar que nunca imaginó. No te rindas y ten buenos amigos.
Autor: Emmanuel Emilio montero ????
A la entrada del palacio se encontraban dos guardias, y uno de ellos exclamó: "Que entre el mago. El burro debe esperar afuera." El mago, algo dudoso, respondió: "Solo entraré con el burro." Fue en ese momento que el guardia informó al Rey. "Mi señor, el mago dice que solo puede entrar con el burro," anunció el guardia. "Dile que se marche, solo puede entrar él," añadió el Rey. El guardia se acercó al mago y le transmitió lo que había dicho el Rey. Finalmente, el mago contestó: "Está bien, entraré solo; no hay otra alternativa." Tras pronunciar estas palabras, le guiñó un ojo a su amigo el burro. Así, el mago ingresó al palacio ante la presencia del Rey, donde cientos de personas estaban listas para presenciar el espectáculo.
Señor, aquí me encuentro, exclamó el mago. Bienvenidos, ahora muéstranos tus habilidades, añadió el rey. El mago comenzó a ejecutar sus trucos de magia, pero contaba con escasas herramientas. En uno de los trucos, tomó una bola de cristal y manifestó: necesito más herramientas para evitar una destrucción, y solo el burro las posee. Esta bola de cristal me ha revelado una catástrofe inminente. El rey, con cierta duda y temor, le dijo: entonces ve y busca la herramienta donde se encuentre el burro. El mago y los guardias se dirigieron a buscar las herramientas que poseía el burro, pero este no estaba por ningún lado. El rey, desconcertado, ordenó a los guardias que buscaran al burro dondequiera que estuviera. En ese instante, el burro apareció ante todos. El rey canceló la búsqueda y le dijo al mago: ahora que tu burro ha llegado con la herramienta, deseo que detengas la destrucción.
El mago se dirigió al rey y le comentó: "En esta bola de cristal he vislumbrado algo importante". Intrigado, el rey preguntó: " ¿Qué es lo que ves?". El mago respondió: "Para evitar la destrucción, es necesaria la presencia de un animal en el palacio". El rey, algo dudoso, inquirió: " ¿Y qué animal es ese?". El mago explicó: "Un animal de cuatro patas; si lo deseas, puedo traer a mi burro". Sin más alternativas, el rey exclamó: "Está bien, que entre el burro". En ese instante, los guardias, el rey, el mago y el burro ingresaron al palacio. Allí, el mago continuó con sus trucos de magia. Realizó un simulacro y dijo: "Cuando el burro dé tres patadas, la destrucción se detendrá", y le guiñó un ojo al burro. Este, con astucia, dio tres patadas, pero lo hizo cerca de una copa de vino, que se derramó por el suelo. El mago exclamó: "Esto es una señal, la destrucción ya ha sido cancelada". El rey y los presentes quedaron asombrados, creyendo en las palabras del mago. Fue entonces cuando el rey ordenó que se ofrecieran oros al mago. Al finalizar el espectáculo, se despidieron y el mago se marchó. En el desierto, le dijo al burro: "Amigo, donde yo voy, también hay lugar para ti; eres mi mejor compañero". Así continuaron su camino por el desierto, riendo y disfrutando de su recompensa. El burro entró en un lugar que nunca imaginó. No te rindas y ten buenos amigos.
Autor: Emmanuel Emilio montero ????