LA VERDAD NOS HARÁ LIBRES
Por Jorge Slayer - 20 de Noviembre, 2007,
HACIENDO MEMORIA
Es la economía, idiota
Aún recuerdo aquellos tiempos, con Felipe González en el poder, en los que cualquiera pensaba que un Gobierno no podría hacer que nuestro país tuviera una etapa de bonanza económica. "La culpa es la crisis internacional", era la frase más empleada, sobre todo por Míster X González (casi tan usada como la mítica de "me enteré por la prensa", sobre los infinitos casos de corrupción).
Era ciencia ficción. España no podía entrar a tiempo en la "zona euro" por los interminables requisitos económicos. No cumplíamos ninguno y nuestro consuelo era que Grecia tampoco los cumplía, o que la crisis del petróleo era la culpable y no había salida.
En cambio, el PP prometió que cumpliríamos todo lo necesario con bajadas del déficit público y, en general, con milagros que pocos creían y, desde luego, tampoco yo lo hacía. La economía estaba tan hundida (gracias al PSOE, por supuesto) que el pesimismo se contagiaba por toda la sociedad: parecía que era nuestro destino, ir años por detrás de todos los países de Europa, como si todavía estuviéramos en la etapa del Renacimiento.
Pero no fue así, la llegada al poder de José María Aznar supuso un cambio total en la situación económica del país. Los cinturones pudieron soltarse y la economía familiar lo agradeció con una mayoría absoluta en las segundas elecciones tras su llegada al poder.
Lo que vino después todos lo sabemos: un Zapatero oportunista aprovechó un atentado para culpar al PP de lo que un puñado de asesinos hizo, para así llegar al poder. Atentado, por cierto, del cual todavía se desconoce quiénes lo planearon. Y nuevamente suenan las mismas voces del felipismo: la economía está en retroceso, pero la culpa es de la crisis internacional, no de nuestro "fantástico" Gobierno, que hace lo que puede por evitar sus efectos. Es decir: nada, porque un puñado de inútiles poco más puede hacer.
Y ahora llega Rajoy para devolver la esperanza a nuestra economía y, cómo no, a los ciudadanos. Quizás se repita la historia del 93, cuando Felipe ganó las elecciones por el peso que tiene la ideología de izquierdas en la conciencia de cierto sector de la población. Porque aunque parezca algo sólo para torpes, en España hay muchos que votan al PSOE aunque sepan que con eso están dinamitando la economía nacional.
Pero poco importa eso. El PSOE no puede llegar muy lejos, y sólo en una legislatura ya tiene su Gobierno posibilidades reales de perder las elecciones, con lo que siguiendo en el poder otros 4 años más (que, por cierto, Dios no lo quiera), estallaría una crisis económica de tal entidad que hasta el comunista más radical tendrá que admitir que con el socialismo el único bolsillo que se llena es el de los políticos que gobiernan.
Tengamos fe en el sentido común de los votantes, y gritemos fuerte: "es la economía, idiotas" tal como dijo Bill Clinton en su día, en aquella campaña en que ganó las elecciones a Bush (padre). Así se lo diría yo a media España que parece no tenerlo claro, y a la otra media por si se le ha olvidado. Y así de claro lo ha querido decir Rajoy al anunciar la rebaja en el IRPF en caso de ser elegido Presidente del Gobierno.
Una reforma fiscal cuyo único precedente habría que fijarlo en el anterior Gobierno del PP, cuyas promesas electorales de rebaja de impuestos nos sonaba a muchos (incluido yo) a promesas huecas que nada podrían tener de reales. Pero la Historia demuestra que lo imposible para Solbes, fue posible para Rodrigo Rato.
Por Jorge Slayer - 20 de Noviembre, 2007,
HACIENDO MEMORIA
Es la economía, idiota
Aún recuerdo aquellos tiempos, con Felipe González en el poder, en los que cualquiera pensaba que un Gobierno no podría hacer que nuestro país tuviera una etapa de bonanza económica. "La culpa es la crisis internacional", era la frase más empleada, sobre todo por Míster X González (casi tan usada como la mítica de "me enteré por la prensa", sobre los infinitos casos de corrupción).
Era ciencia ficción. España no podía entrar a tiempo en la "zona euro" por los interminables requisitos económicos. No cumplíamos ninguno y nuestro consuelo era que Grecia tampoco los cumplía, o que la crisis del petróleo era la culpable y no había salida.
En cambio, el PP prometió que cumpliríamos todo lo necesario con bajadas del déficit público y, en general, con milagros que pocos creían y, desde luego, tampoco yo lo hacía. La economía estaba tan hundida (gracias al PSOE, por supuesto) que el pesimismo se contagiaba por toda la sociedad: parecía que era nuestro destino, ir años por detrás de todos los países de Europa, como si todavía estuviéramos en la etapa del Renacimiento.
Pero no fue así, la llegada al poder de José María Aznar supuso un cambio total en la situación económica del país. Los cinturones pudieron soltarse y la economía familiar lo agradeció con una mayoría absoluta en las segundas elecciones tras su llegada al poder.
Lo que vino después todos lo sabemos: un Zapatero oportunista aprovechó un atentado para culpar al PP de lo que un puñado de asesinos hizo, para así llegar al poder. Atentado, por cierto, del cual todavía se desconoce quiénes lo planearon. Y nuevamente suenan las mismas voces del felipismo: la economía está en retroceso, pero la culpa es de la crisis internacional, no de nuestro "fantástico" Gobierno, que hace lo que puede por evitar sus efectos. Es decir: nada, porque un puñado de inútiles poco más puede hacer.
Y ahora llega Rajoy para devolver la esperanza a nuestra economía y, cómo no, a los ciudadanos. Quizás se repita la historia del 93, cuando Felipe ganó las elecciones por el peso que tiene la ideología de izquierdas en la conciencia de cierto sector de la población. Porque aunque parezca algo sólo para torpes, en España hay muchos que votan al PSOE aunque sepan que con eso están dinamitando la economía nacional.
Pero poco importa eso. El PSOE no puede llegar muy lejos, y sólo en una legislatura ya tiene su Gobierno posibilidades reales de perder las elecciones, con lo que siguiendo en el poder otros 4 años más (que, por cierto, Dios no lo quiera), estallaría una crisis económica de tal entidad que hasta el comunista más radical tendrá que admitir que con el socialismo el único bolsillo que se llena es el de los políticos que gobiernan.
Tengamos fe en el sentido común de los votantes, y gritemos fuerte: "es la economía, idiotas" tal como dijo Bill Clinton en su día, en aquella campaña en que ganó las elecciones a Bush (padre). Así se lo diría yo a media España que parece no tenerlo claro, y a la otra media por si se le ha olvidado. Y así de claro lo ha querido decir Rajoy al anunciar la rebaja en el IRPF en caso de ser elegido Presidente del Gobierno.
Una reforma fiscal cuyo único precedente habría que fijarlo en el anterior Gobierno del PP, cuyas promesas electorales de rebaja de impuestos nos sonaba a muchos (incluido yo) a promesas huecas que nada podrían tener de reales. Pero la Historia demuestra que lo imposible para Solbes, fue posible para Rodrigo Rato.